El secretario general del Sindicato Petrolero, Gas y Energías Renovables de Santa Cruz (SIPGER), Rafael Güenchenèn, convocó el martes 19 de noviembre a una masiva asamblea general de afiliados en Las Heras, donde se debatieron acciones en rechazo a las políticas de YPF y su impacto negativo en el Golfo San Jorge, una de las principales regiones productoras de petróleo de la provincia.
Durante el evento, el diputado nacional Sergio Acevedo pronunció un enérgico discurso, afirmando que “el petróleo es una riqueza enterrada por obra de Dios, de la Pachamama, de la naturaleza”, y que esa riqueza le pertenece a los pueblos, no a los intereses financieros ni a las grandes corporaciones como YPF, que, a pesar de tener una mayoría estatal, prioriza los beneficios de sus accionistas por encima del bienestar de las comunidades locales.
Acevedo condenó la decisión de YPF de abandonar áreas productivas estratégicas como el Golfo San Jorge en favor de nuevas inversiones en Vaca Muerta, un yacimiento que, según él, representa un grave desprecio por la historia productiva de Santa Cruz. “Cuando analizamos únicamente la rentabilidad financiera, olvidamos que detrás de esa ecuación hay trabajadores, familias, empresarios, y comunidades enteras que han crecido gracias al petróleo. Es inadmisible que se priorice Vaca Muerta a expensas de menospreciar la riqueza del Golfo San Jorge”, denunció Acevedo, agregando que las instalaciones de YPF en la región están completamente amortizadas después de décadas de actividad y son un activo estratégico para la nación.
Sin embargo, la ironía de las palabras de Acevedo es difícil de pasar por alto: él mismo fue uno de los responsables de permitir que esta situación se desatara. En la crucial votación de la Ley Bases, que habilitó las políticas de flexibilización que hoy permiten el abandono de las operaciones en Santa Cruz, Acevedo se ausentó, evitando tomar una posición clara frente a la ley que permitió a YPF reestructurar sus operaciones en la provincia y desatender el Golfo San Jorge. Su ausencia en esa votación clave refleja una falta de compromiso real con la defensa de los intereses de los trabajadores y las comunidades de Santa Cruz, dejando el campo libre a las políticas de Claudio Vidal, YPF y el gobierno de Javier Milei.
En su discurso, Acevedo también intentó argumentar que el valor del petróleo va más allá de las ganancias inmediatas, enfatizando que no es solo una cuestión de números, sino de empleo, trabajo y el bienestar de las comunidades que dependen de la industria petrolera. Sin embargo, sus palabras pierden peso cuando se considera su complicidad indirecta al permitir, mediante su ausencia en la votación de la Ley Bases, que se aprobaran políticas que ahora están perjudicando a los trabajadores, las familias y las empresas locales. Al final, Acevedo parece más preocupado por construir un discurso de oposición a YPF que por tomar decisiones concretas para proteger los intereses de los santacruceños.
El mensaje de Acevedo concluyó con un llamado a defender los recursos estratégicos de la provincia y asegurar que las decisiones sobre su explotación beneficien a las comunidades que han sostenido históricamente la industria petrolera. “No permitiremos que se subvalore nuestro patrimonio. El petróleo es del pueblo, y es el pueblo quien debe decidir su destino”, afirmó. Sin embargo, sus acciones, o más bien su inacción cuando se necesitaba, demuestran una contradicción flagrante con sus palabras. Al ausentarse en la votación crucial de la Ley Bases, Acevedo permitió que el gobierno de Claudio Vidal y YPF avanzaran con políticas que hoy ponen en peligro no solo el Golfo San Jorge, sino también el futuro de los trabajadores y las comunidades de Santa Cruz.
La pregunta ahora es: ¿hasta qué punto sus discursos de defensa del pueblo son genuinos si no fue capaz de tomar una posición clara cuando más se necesitaba?