Luego del enérgico repudio público al gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, en la planta pesquera Barilari, un sector político vinculado al oficialismo ha lanzado una campaña que busca deslegitimar el reclamo de los trabajadores, apelando a discursos xenófobos y estigmatizando a la comunidad boliviana. Entre los actores de esta ofensiva se encuentran figuras con cargos en el Poder Legislativo, como el concejal de SER Santa Cruz de El Calafate, Juan Carlos Rueda.
El conflicto se desató cuando trabajadores de la planta pesquera, en su mayoría pertenecientes a la comunidad boliviana, realizaron un escrache al gobernador Vidal durante una visita a la cooperativa. Los empleados denunciaron precarización laboral, falta de pago de salarios y condiciones de trabajo indignas.
Sin embargo, en lugar de abordar las demandas, sectores afines al gobierno provincial optaron por desviar la atención, cuestionando el origen de los trabajadores y promoviendo un discurso de odio.

En un país históricamente construido por inmigrantes, donde los derechos de todas las personas están garantizados en el preámbulo y el artículo 20 de la Constitución Nacional, resulta alarmante que representantes políticos utilicen la xenofobia como herramienta para desacreditar reclamos laborales. “Es lamentable que la clase política, que vive de los impuestos que también tributan estos trabajadores, apunte contra ellos por su origen”, señaló un dirigente sindical.
La campaña xenófoba no se limita a discursos aislados, sino que ha encontrado eco en operativos mediáticos que buscan estigmatizar a las colectividades migrantes. En redes sociales, circulan mensajes que asocian a los trabajadores bolivianos con la precarización laboral, ignorando que son ellos quienes sostienen sectores clave de la economía, como la pesca, en condiciones muchas veces de explotación. Mientras tanto, los trabajadores de la planta Barilari continúan exigiendo respuestas concretas a sus reclamos laborales, sin que el origen étnico o nacional sea un factor de discriminación. La situación ha puesto en evidencia la necesidad de un debate profundo sobre los derechos de los migrantes y la responsabilidad de la clase política en garantizar condiciones dignas para todos los trabajadores, sin distinción de nacionalidad.
En un contexto donde la xenofobia parece ganar terreno en el discurso público, la sociedad Santacruceña enfrenta el desafío de reafirmar su compromiso con la inclusión y la Justicia Social, valores que definieron a la Argentina desde sus orígenes.
Mientras tanto, los trabajadores de la planta Barilari continúan exigiendo respuestas concretas a sus reclamos laborales, sin que el origen étnico o nacional sea un factor de discriminación. La situación ha puesto en evidencia la necesidad de un debate profundo sobre los derechos de los migrantes y la responsabilidad de la clase política en garantizar condiciones dignas para todos los trabajadores, sin distinción de nacionalidad.
En un contexto donde la xenofobia parece ganar terreno en el discurso público, la sociedad Santacruceña enfrenta el desafío de reafirmar su compromiso con la inclusión y la Justicia Social, valores que definieron a la Argentina desde sus orígenes.